La dictadura del general Franco fue muy dura para aquellos que la sufrieron, especialmente en las tres primeros lustros. La historia que les voy a contar pertenece a ese periodo de tiempo y es de aquellas que configuran la realidad de un lugar pero sin aparecer en los libros de texto. Llegó a mi a través de uno de sus protagonistas. Debido a lo delicado de la misma, los nombres de los protagonistas vivos han sido omitidos.
A principios de la década de los cincuenta, la cotización internacional de la peseta hacía que cada dólar valiera entre 70 y 75 Ptas. No obstante, el Banco de España realizaba dicho cambio a 1$=30-35 Ptas. Evidentemente, de esta forma, el régimen franquista pretendía financiarse con las divisas de aquellos que, por motivos económicos o de otra índole, habían emigrado a distintos países de Sudamérica. En el caso de las islas, en aquel entonces, se había consolidado una emigración masiva hacia la República de Venezuela. Dicha emigración enviaba el dinero a sus familiares en dólares y conocían las malas artes del régimen para quedarse con la mitad de lo que enviaban.
La Colonia indostánica de las islas, tanto antes como ahora, se ha caracterizado por su hábil carácter comercial y, también, por su habilidad para el contrabando. Manolito era famoso por ambas cosas. Él y su socio T tenían importantes contactos en Tánger, dónde el cambio de divisas se correspondía con las cotizaciones internacionales de ambas monedas ($ y Ptas). Asimismo, como buenos comerciantes, conocían a gran cantidad de isleños tanto a uno como a otro lado del océano.
Todas aquellas circunstancias favorecieron la aparición en Tenerife de la Operación Bolsa Negra (OPN), como así la denominaban sus miembros. Quién fue el que la ideó. No lo sé. Pero lo que si sé es que comenzó a funcionar de la siguiente manera: Los miembros de la OPN se ponían en contacto con gente que tuviera familiares en Venezuela, les contaban lo que aquí se ha relatado y les ofrecían recibir los dólares de sus emigrados en Tánger. Realizar el cambio a pesetas en dicha ciudad e introducirlos de contrabando en las islas (normalmente a través de lanchas lanzaderas que eran empleadas para el contrabando de otros productos tales como azúcar, tabaco, leche en polvo…) El coste financiero para los familiares estaba entre el 10% y el 15%, muy por debajo del 50% que se adjudicaba el dictador a través del Banco de España.
Una vez que el dinero hubiera llegado a la isla los encargados de repartir las distintas remesas eran los hermanos CM. Dicho cometido lo realizaban con un coche norteamericano que se habían comprado gracias a los beneficios que le habían proporcionado el reparto de otras mercancías de contrabando en los años anteriores. Su comisión era del 2% y estaba incluida dentro del coste que abonaban los familiares a Manolito. De esta manera, tal y como me contaron, durante unos años funcionó la OBN.
Uno de los empleados de Manolito conocía la operación y, debido a una ambición desmedida, comenzó a chantajear a su jefe. Las condiciones y cantidades que pedía eran cada vez más insostenibles por lo que éste se arriesgo y lo despidió. Así fue como J denunció todo el operativo a la siniestra policía secreta. Ésta no tardó en actuar, deteniendo a Manolito, T y a uno de los hermanos CM. Manolito y T, debido a su fortuna y posición, acabaron por evadir la cárcel. No así uno de los CM que dio con sus huesos en la cárcel y, posteriormente, salió bajo fianza de 250.000 ptas. El otro, se fue a Venezuela dónde evidentemente tenía contactos.
Santiago Pérez era el Sr. Notario de La Laguna. Su nombre les sonará porque es el padre de Santiago Pérez el dirigente de Falange Española en dicha ciudad y abuelo de Santiago Pérez, dirigente del PSOE de La Laguna. Pues bien, el abuelo Pérez y el cura M, lograron que el hermano CM con cargos dejara de tenerlos a condición de que se fuera del país. De la fianza los CM nunca supieron nada. Parece que fue parte del pago del favor a Pérez y el Cura M por conseguir que se quedara sin antecedentes aunque el asunto no está claro del todo.
Conclusión muchachitos: los pobres siempre pierden
3 comentarios:
En Tacoronte despues de la guerra se hizo una colecta de oro para reemplazar el oro que habian "robado los rojos". Parece ser que a quien se acabó financiando fue al señor cura y a una conocida familia local. Si es que con don Paco si se hacian buenos negocios
No se crea, Sr. Ricardo, a veces también los ricos lloran. Sin ir más lejos, ahora mismo se comenta que el constructor Plasencia puede acabar perdiendo.
Dicen que adquirió una tuneladora, algunos afirmaban que con vistas a adjudicarse las obras del tren del sur. Sin embargo, tal y como van las cosas, se ve claro que la necesitará para salir de la cárcel.
Que pena
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