26 julio 2009

Viaje a Estambul (primeras impresiones)


Viajar a Estambul resulta estimulante para todos los sentidos. No negaré que se trata de un destino tremendamente turístico pero, aún así, resulta bastante exótico. Además, si tienes la suerte de haberte leído 1453 La Caída de Constantinopla de Runciman, puedes llegar a disfrutar de lo lindo.

Como esto no es un blog de viajes, no me extenderé demasiado. Ahora bien, les advierto que si lo que quieren ver es arte bizantino, los Otomanos dejaron poquito y, dentro de una ciudad tan grande, lo que queda resulta muy fragmentado (Santa Sofía, Santa Irene, Iglesia de los Santos Sergio y Baco, Iglesia de San Salvador en Chora y El Museo Arqueológico) Además, como la mayor parte de las iglesias, tras la toma, se transformaron en mezquitas su interior conserva poco de su decoración original. Eso sí, las murallas de Teodosio se mantienen, sorprendentemente, en buen estado.


No obstante, en el terreno del arte, Estambul destaca por sus impresionante mezquitas de estilo otomano, especialmente las diseñadas por el Gran Sinan, un arquitecto de origen cristiano cuya obra es palpable en toda la ciudad vieja. Las decoraciones interiores de éstas, con su cerámica de Iznik de inspiración China, me resultaron todo un descubrimiento. Un magnífico ejemplo de éstas se encuentra en la Mezquita de Rusten Pasa (debajo) así como las colecciones del Palacio Topkapi y del Museo Arqueológico.


También me llamó la atención que, en esta ciudad, el comercio ambulante es vibrante. Además de la consabida venta para turistas (comida, agua, ropa, perfumes o souvenires) existe una gran actividad dirigida a sus habitantes. Desde porteadores urbanos que sirven a los comerciantes a adivinadores del futuro que emplean a famélicos conejos para adivinarte la suerte pasando por pesas callejeras, afiladores de cuchillos, vendedores de escobas y productos de limpieza, carromatos con calderería o menaje del hogar etc... En cuanto a los famosos bazares, además del Gran Bazar y del Bazar Egipcio, existen también algunos en las inmediaciones de las mezquitas aunque en ellos el ambiente es más sosegado (abajo galerías anexas a la Mezquita Azul) así como en los caravasares que aún existen en la urbe.



3 comentarios:

Paulista dijo...

Que rico!!! Yo soy de Brazil, Brasília - Hasta luego!!!

Anónimo dijo...

Me alegro de que le haya ido bien por allá. Es una ciudad especial, no cabe duda. ¿Verdad que las murallas son impresionantes? De no ser por la desidia y el abandono una ciudad así hubiese sido inexpugnable. Constantino sabía muy bien lo que se hacía.

Rusten Pasha, qué maravilla...

Ricardo dijo...

En el Museo Arqueológico aún se conservan las cadenas que impedían el paso de naves en el Cuerno de Oro. Entre una cosa y la otra, la defensa de la ciudad era bastante impresionante.

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