
Tras tanta miseria, a partir ese año, se refugió en el alcohol y en la música. Así, según la leyenda realizó un pacto con el diablo. Vendió su alma a cambio del dominio de la técnica musical y quitarrística así como ocho años de vida para disfrutar de su don. De esta manera, Johnson se convierte en un auténtico genio del instrumento y consigue grabar en dos sesiones las únicas 29 canciones que se conservan de este músico. Dichas grabaciones, se realizaron entre el año 36 y el 37 y han ejercido una gran influencia sobre la música de las décadas posteriores (Jimmy Page, Bob Dylan y los Rolling Stones han reconocido dicho legado). Poco después, en 1938, fallece. Dentro de su corto repertorio se encuentran numerosas referencias al pacto, como es el caso de esta canción:
Hace poco que lo escucho, sin embargo, sin saberlo, he estado disfrutando de uno de sus temas a través de una versión de, como no, sus Satánicas Majestades. La descubrí en su álbum Stripped:
Así que, para que no quede coja la entrada, ahí va la original:
Si quieren saber más, lean esta magnífica entrada de la Taberna del Blues