En una economía como la nuestra, basada en la búsqueda del máximo beneficio, no era difícil imaginar que esto iba a suceder. Con objeto de sacar rendimiento a los pésimos servicios que dan las compañías aéreas así como los operadores de servicios aeroportuarios y navegación aérea, viene una empresa de diseño y arquitectura rusa, Arch Group, y nos pretende vender un cubículo de diseño para pasar durmiendo, o simplemente descansando, todas esas horas que nos hacen perder en los aeropuertos mundiales.
El cachivache se hace llamar SleepBox y es una especie de hotel cápsula japonés pero en versión "fino". El engendro dispondrá de un sistema de cambio automático de sábanas, ventilación, alarma, televisión LCD, WiFi, plataforma para portátil y teléfonos recagarbles. Su contratación se podrá hacer por horas o fracción lo que nos asegura que, en el caso de que finalmente se comercialice, será bastante caro.
Así que la próxima vez que haya una huelga o quiebre una empresa aérea del estilo Air Madrid o Air Comet, es posible que te prohiban echarte a dormir en el suelo o en los sillones del aeropuerto de turno. Alguien te obligará a pagar por la puñetera caja ... Y lo más probable es que sea de la mismo empresario que te ha dejado tirado.
Eh, usted, ahí no se puede dormir. ¡Pague por su caja, sinvergüenza!
Eso sí, para meter una bomba es un sitio cojonudo. Así que espero que no se les ocurra ponerlas antes de los preceptivos controles (arco detector de metales, escáner corporal, tacto rectal e identificación de auras sucias) porque si no, van a petar.
Por último, les pongo el vídeo promocional que han colgado en el Youtube los "¿creadores?" de este "¿novedoso?" "¿invento?" (arquitectos tenían que ser):
Por último, les pongo el vídeo promocional que han colgado en el Youtube los "¿creadores?" de este "¿novedoso?" "¿invento?" (arquitectos tenían que ser):
3 comentarios:
Riase usted, ente escamoso, pero yo aquí veo negocio. Yo las instalaria en la universidad. Eso si, no pondría un televisor LCD que es muy caro; en su lugar pondría un ejemplar de Marca de una semana de antigüedad máximo. Ah, también pondría un espejito, no fuese que salga uno todo legañoso justo cuando pasan las pilinguis de la facu.
En la universidad, estimado Torcuato, esa cajita tornaría en arma del diablo, habitáculo de lujuria y quién sabe en que otras perversiones del alma.
Curioso invento. Fíjate que yo le veo bastante utilidad a la cajita, y no para el aeropuerto, dónde ya se está calentito. Pero ponga unas cuantas a precio asequible en una zona céntrica de cualquier ciudad moderna y prepare los bolsillos para la abundancia.
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