09 julio 2007

Parábola de la productividad

Supongamos que Alemania y Mali compartan frontera y que ésta divide una zona fértil apta para el cultivo de la papa (Solanum tuberosum L.) A un lado de la frontera tenemos la explotación Kartoffel Production regentada por Markus Schuster, un alegre agricultor que trabaja a sueldo para la división agrícola de Bayer. Trabaja por un sueldo fijo, seguridad social a cargo de la empresa e incentivos. El sueldo se revisa en función del IPC. A su cargo tiene dos ayudantes, tractor con aperos, abonadoras, avioneta fumigadora, fertilizantes, plaguicidas, semilla certificada y sistemas de riego a presión.



Al otro lado de la frontera, se encuentra la finca de Nesthle (nombre figurado) que tiene contratado a un solo operario, Popolo Mondogo, a quien se le paga el salario mínimo impuesto recientemente por el gobierno de Mali, que han acordado revisar en función de la productividad. Sus medios se limitan a sus dos poderos brazos, una azada y un escardador manual.


Debido a las condiciones climáticas de la zona, la plantación se debe realizar en febrero (calendario figurado) por lo que el Sr. Mondogo debe empezar a preparar a mano el terreno tres semanas antes. El Sr Schuster dos días antes, ya que con su flamante tractor es capaz de hacer el mismo trabajo que su colega en 15 horas. Además, como Markus planta las papas de semilla certificadas que le suministra la empresa, se asegura que el 98% de las mismas brota, mientras que los tubérculos infectos que le dan al Sr. Mondogo tienen una tasa del 50%. Asimismo, las estaciones de aviso, los plaguicidas y el sistema de riego le permiten al Sr. Schuster salvar gran cantidad de situaciones adversas que el Sr. Mondongo es incapaz de combatir con sus medios (periodos de escasa pluviometría, ataques de plagas, enfermedades, etc...) Además, en el lado alemán los fertilizantes permiten que las plantas crezcan con vigor al principio (aplicaciones de nitrógeno) y que los tubérculos engrosen adecuadamente una vez hayan tuberizado las plantas (aportes de potasio) En el lado africano, sin embargo, las sucesivas plantaciones han esquilmado el suelo y apenas permiten una tuberización precaria, sin apenas crecimiento de las papas.

Cuando llega el momento de la recolección, los alemanes, mediante sus cosechadoras mecánicas recogen 45 Tm/Ha, mientras que, el pobre Sr. Mondogo, recoge a mano, deslomándose la espalda, tan sólo 3,5 Tm/Ha.

Ante estos rendimientos tan ridículos, la empresa Nesthlé le dice a su trabajador (que ha tenido jornadas de 12 a 14 horas diarias) que es un vago y que su productividad es una mierda comparado con la de sus vecinos alemanes (que sólo trabajan 7,5 horas diarias, 5 días a la semana) por lo que deciden bajarle el sueldo, en aplicación de sus acuerdos.

4 comentarios:

vespinoza dijo...

Lo que hay que hacer es flexibilizar el mercado de trabajo en el país del Sr Mondongo. Por otra parte también sería aconsejable bajar los impuestos a Nestlhe y así podría reinvertir sus beneficios en mejorar los salarios. Y se me olvidaba eliminar el impuesto de sucesiones para que el Sr Mondogo pueda legar la roña de los dedos de sus pies a Mr Mondongo Jr.(sin que el estado robe parte de esa roña para invertirla en subsidios inútiles)

Fdo El FMI

Anónimo dijo...

De qué nos quejaremos tanto si el Mercado lo equilibra todo...

Ricardo dijo...

Lo que deberían hacer es castigar al Sr. Mondogo, por vago.

eulez dijo...

Jojo, muy bueno ¡puto vago el Mondogo ese!

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