Me imagino que muchos de ustedes se han sentido incómodos cuando, al intentar entrar en una de las muchas catedrales que hay en nuestro país, le han pedido que abone el precio de la entrada. Normalmente, si uno se queja, le suelen decir que se trata de un edificio privado, propiedad de la Iglesia, y que por tanto para su conservación es normal que le cobren a uno la dichosa entrada. Por supuesto, el importe va directo a las arcas del obispado de turno.
Sin embargo, dicha excusa no es sino eso, una mera excusa ya que el Ministerio de Cultura a través del Instituto de Patrimonio Cultural de España desarrolla desde 1997 el llamado Plan Nacional de Catedrales. Según la página oficial de dicho instituto "El Plan de Catedrales, es resultado del compromiso de colaboración entre las administraciones responsables del patrimonio y las instituciones eclesiásticas, que detentan su titularidad, con el apoyo de una creciente concienciación social, para el mejor conocimiento, protección y conservación de los noventa conjuntos catedralicios españoles"
Así, el Plan se materializa en un compromiso de inversión a medio plazo, de acuerdo con los programas establecidos en los Planes Directores y cuyos inversores son las Comunidades Autónomas, la Iglesia, mecenazgos privados, el uno por ciento cultural y el Ministerio de Cultura. Es decir, la mayor parte de la inversión es de carácter público (y, en ocasiones, con buenas aportaciones de las empresas y los ciudadanos de la zona dónde está emplazado el edificio).
De esta manera, entre todos pagamos un programa de inversiones muy costoso con el objeto de conservar parte del patrimonio cultural del país y, a cambio, el titular de dicho patrimonio, una vez que tiene los edificios lustrosos, nos cobra una entrada y, además, nos dicen que, como el edificio es suyo, las condiciones de admisión las ponen ellos. ¿Acaso el estado no debería regular dicho acceso como condición para acceder a los fondos del Plan? Y es que, al final, la Iglesia siempre hace lo que le da la gana.
Nota: Aquí pueden encontrar el listado de catedrales incluidas en el Plan ¿En cuantas de ellas les han cobrado entrada? Seguro que en bastantes de ellos.
Sin embargo, dicha excusa no es sino eso, una mera excusa ya que el Ministerio de Cultura a través del Instituto de Patrimonio Cultural de España desarrolla desde 1997 el llamado Plan Nacional de Catedrales. Según la página oficial de dicho instituto "El Plan de Catedrales, es resultado del compromiso de colaboración entre las administraciones responsables del patrimonio y las instituciones eclesiásticas, que detentan su titularidad, con el apoyo de una creciente concienciación social, para el mejor conocimiento, protección y conservación de los noventa conjuntos catedralicios españoles"
Así, el Plan se materializa en un compromiso de inversión a medio plazo, de acuerdo con los programas establecidos en los Planes Directores y cuyos inversores son las Comunidades Autónomas, la Iglesia, mecenazgos privados, el uno por ciento cultural y el Ministerio de Cultura. Es decir, la mayor parte de la inversión es de carácter público (y, en ocasiones, con buenas aportaciones de las empresas y los ciudadanos de la zona dónde está emplazado el edificio).
De esta manera, entre todos pagamos un programa de inversiones muy costoso con el objeto de conservar parte del patrimonio cultural del país y, a cambio, el titular de dicho patrimonio, una vez que tiene los edificios lustrosos, nos cobra una entrada y, además, nos dicen que, como el edificio es suyo, las condiciones de admisión las ponen ellos. ¿Acaso el estado no debería regular dicho acceso como condición para acceder a los fondos del Plan? Y es que, al final, la Iglesia siempre hace lo que le da la gana.
Nota: Aquí pueden encontrar el listado de catedrales incluidas en el Plan ¿En cuantas de ellas les han cobrado entrada? Seguro que en bastantes de ellos.
4 comentarios:
No sé de qué se extraña, amigo Ricardo: es la nueva moda del capitalismo postmoderno al que la iglesia se está adaptando "divinamente". Entre todos pagamos algo por lo que luego te cobran para que se lucren unos pocos, pueden ser catedrales o autovías.
Cope, no es que me extrañe, lo que pasa es que me cabrea.Y es que, además, cuando las inversiones no tienen las cuantías que solicitan, o los cronogramas de actuación no recogen el ritmo que ellos pretenden dictar, montan la de dios (si se me permite este oportuno vulgarismo). Un ejemplo de ello es la Catedral de La Laguna con la que tienen montado un buen culebrón a cuenta de los dineros del Estado.
Ya, estaba siendo irónico, me parece tener mucho morro.
Pero si reunes cinco entradas de perdonan un pecado venial y por quince un pecado mortal
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