18 marzo 2009

¿Victoria del Cœtus Internationalis Patrum?

El Cœtus Internationalis Patrum fue un grupo de más de 200 obispos que se organizaron para combatir al ala más progresista de la Iglesia Católica en el Concilio Vaticano II. Dentro de éste destacaba, por su audacia y por su rigor dogmático, Marcel Lefebvre. Los principales ejes del grupo se centraban alrededor de dos ideas: la confesionalidad de los estados y la organización de los diócesis, ya que, según el grupo, un obispado fuerte choca con la primacía del papado y limita la libertad de decisión a los ordinarios dentro de cada una de ellas (por ejemplo, tras la aprobación del nuevo misal, la Carta apostólica Eclesia dei establece de hecho que, para dar una misa tridentina, se necesitaba el "permiso" del Obispo de turno).

De este grupo de obispos, uno de ellos de Madrid, surge aún bajo el derecho canónigo la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, conocida hoy en día como los lefebvrianos. Como dicho grupo era algo díscolo, se le retiró su cobertura canóniga en 1975 por el obispo de Friburgo. El caso es que, a día de hoy, el recurso presentado por los lefebvrianos no se ha resuelto y las misas de los mismos se consideran por el Vaticano como aptas para cumplir el deber dominical de ir a misa. Por tanto, su estatus está en un "ya veremos"

Sin embargo, En 1988 Lefebvre consagró a cuatro sacerdotes de la fraternidad como obispos, sin el debido consentimiento papal, razón por la cual fue excomulgado junto con los "obispos consagrados". Aún así la Iglesia negaba y, todavía hoy lo hace, la existencia de un cisma. Por ello, siguió manteniendo su postura inicial sobre la Fraternidad.

Con la llegada al papado de Ratzinger, se producen varias reacciones en sentido contrario al camino iniciado en el Concilio Vaticano II. Así, en la Carta Apostólica "Motu Proprio Data" se elimina la necesidad de aprobación apostólica para decir la misa tridentina. Esto se hace, según la misma, por motivos de unidad de la Iglesia:

"Se trata de llegar a una reconciliación interna en el seno de la Iglesia. Mirando al pasado, a las divisiones que a lo largo de los siglos han desgarrado el Cuerpo de Cristo, se tiene continuamente la impresión de que en momentos críticos en los que la división estaba naciendo, no se ha hecho lo suficiente por parte de los responsables de la Iglesia para conservar o conquistar la reconciliación y la unidad; se tiene la impresión de que las omisiones de la Iglesia han tenido su parte de culpa en el hecho de que estas divisiones hayan podido consolidarse. Esta mirada al pasado nos impone hoy una obligación: hacer todos los esfuerzos para que a todos aquellos que tienen verdaderamente el deseo de la unidad se les haga posible permanecer en esta unidad o reencontrarla de nuevo"

Además, la política de Ratzinger en cuanto a la ingerencia en los asuntos internos de los Estados ha sido constante y, bajo el eufemismo, de la lucha contra el laicismo radical se trata de imponer la moral de la Iglesia sobre el orden constitucional de los Estados, utilizando un discurso totalitario.

Ya tenemos pues, la debilitación de los Colegios Episcopales y la lucha contra la libertad religiosa, o a favor de la confesionalidad del Estado, que predicaba el grupo Cœtus Internationalis Patrum y que daría sentido a los lefebvrianos.

Pero, si todavía quedaran dudas de por donde va el nuevo Papa, el
21 de enero de 2009, publicó un decreto pontificio, en el cual se levanta la excomunión a los obispos consagrados, Tissier de Mallerais, Williamson, Fellay y de Galarreta. ¡Toma ya! Esto, por supuesto, ha producido importantes reacciones dentro de la propia Iglesia. Descontento que aumenta cuando Benedicto XVI reconoce que este perdón puede ser un error. Así que, por un lado, se han revuelto los defensores del Concilio que piensan que se está involucionando y, por otro, los más conservadores que piensan que un papa no puede fallar y, mucho menos, reconocerlo.

Así, entre tanto lío, no me extraña que el hombre no haya tenido tiempo de estudiar la efectividad del preservativo en la lucha contra el SIDA.


Dios nos libre de sus representantes en la tierra.

Foto: elpais.com

3 comentarios:

machuqueras dijo...

Galarreta..ese no juega en el Canarias????....

Ricardo dijo...

Debe ser el tío, porque siendo cura no creo que sea su padre, o sí.

Ricardo dijo...

POr cierto, el Obispo Willianson es el que niega el holocausto judío,entre otras lindezas de extremo centro.

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