30 septiembre 2010

Descontrol horario

Mediante la Orden de 31 de julio de 2009, se aprobó la implantación del Sistema Integral de Control Horario (SICHO) para la gestión de la jornada y horario de trabajo del personal de la Administración Pública de la Comunidad Autónoma de Canarias. Básicamente, el sistema consta de una aplicación informática a través de la cual se controla la entrada y salida de los empleados mediante su huella digital que se toma en unos terminales que están a la entrada de los edificios públicos. Asimismo, mediante el sistema se gestiona todo los trámites relativos a permisos, licencias, vacaciones e incidencias de todo tipo que puedan acaecer a lo largo de la vida laboral de los mismos.
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Evidentemente, el sistema costó una millonada de euros y supuso el abandono de otros sistemas que se habían implantado anteriormente (sistema ARQUERO) y que, por supuesto, también habían costado otra millonada.
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Sin embargo, se supone que la decisión estaba justificada en el ámbito del proyecto de interoperabilidad de recursos humanos que tiene como objetivo el intercomunicar los sistemas de información de recursos humanos del Gobierno de Canarias, de manera ordenada y bajo premisas técnicamente avanzadas. Todo ello para alcanzar la meta de que la información de RRHH fluya a través de la organización velozmente y de forma puntual, desde las aplicaciones que generan los datos hasta las que los consumen. Todo muy bonito.
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Así las cosas, una vez implementada, la aplicación pretendía que la normativa se adaptara a ella y no al contrario. De esta manera, el Decreto 78/2007, de 18 de abril, por el que se fija la jornada y el horario de trabajo del personal de la Administración Pública de Canarias y se establece el sistema de gestión de los mismos quedó en papel mojado puesto que SICHO obstaculiza y dificulta su cumplimiento, lo que se ha llevado a la mesa sectorial del personal funcionario en varias ocasiones. Eso sin contar con el dudoso encaje legal que tiene pedir datos antropométricos a los empleados para el control horario.
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Por otro lado, la propia orden de aprobación del SICHO reconoce que no se pretende instalar los relojes en determinados edificios del Gobierno lo que levanta la suspicacia de los empleados en lo relativo al porqué de esa decisión. Por supuesto, nadie cree que dichas estancias sean el refugio de antiguos altos cargos de la política que se ven en la obligación de acabar sus días en su antiguo puestito de funcionario. Tampoco se sospecha que sea una base de operaciones de funcionarios con carnet o afines a los partidos de gobierno. Para nada.
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Además, cabe destacar que el cumplimiento del horario excluye expresamente a altos cargos en activo, personal de confianza y asesores, tal y como se reconoce expresamente en el Decreto de horarios, e implícitamente en la Orden de implantación del SICHO.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En resumen los que antes cumplían siguen cumpliendo, y los enchufados ni cumplían, ni cumplen, ni cumplirán

Entonces ¿Cual es la diferencia?. El contrato millonario de algún amiguete

Ricardo dijo...

Y para colmo el día de la huelga se pasó un folio para controlar la asistencia del personal. Para mear y no echar gota

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